ERRADICAR LA POBREZA A TRAVÉS DE LA COOPERACIÓN INFINITA

La libertad es uno de los requisitos para el desarrollo humano, allí donde no hay libertad se ve afectada la evolución. Dentro de la libertad los individuos pueden ejercer y poner en práctica sus capacidades, y servir con positivismo a la sociedad. Sin embargo, únicamente en aquellas sociedades con elevado sentimiento de solidaridad y cooperación son las que pueden decir realmente que han erradicado la pobreza. El individualismo es bueno para llegar a ese desarrollo, pero el individualismo en exceso lleva a sociedades que a largo plazo pueden colapsar por una falta de sentido de lo colectivo. Todos tenemos talentos para algo, y si utilizamos esos talentos para ayudar a los demás y sobrevivir de esto, podemos decir que estamos construyendo sociedades más felices. Por eso, las sociedades deben tener libertad, los Estados deben garantizar esa libertad, y los individuos deben corresponder a este privilegio otorgando valor colectivo a sus actividades individuales. La "cooperación infinita" produce "prosperidad infinita", la cooperación limitada produce prosperidad limitada. Es por esto que dividir a la sociedad en ricos, clase media y pobres, es equivocado. Ya que esencialmente todos podemos colaborar de alguna forma para producir esa prosperidad infinita. La filantropía y la cooperación no consisten en dar algo de sobra para amainar nuestros remordimientos de conciencia, sino que son verdaderas actitudes de responsabilidad con nuestro entorno que tarde o temprano redundará en beneficios para nosotros mismos, siempre y cuando tengamos esa conciencia de cooperación infinita.
El "capitalismo filantrópico" promueve la libertad humana, pero también el compromiso colectivo del individuo, los mercados determinan los precios, y el desarrollo muchas veces se ve impulsado por la competencia, sin embargo, la competencia en exceso lleva al mismo defecto que ya mencionamos, y es la individualidad en extremo o la prosperidad limitada.
Aliviar el sufrimiento es un imperativo del individuo como ser humano, por eso, si en nuestras manos está la capacidad para aliviar un dolor debemos ponernos manos a la obra. No podemos decir con soberbia y orgullo, que cada quien debe arreglárselas como pueda, un niño de cinco o seis años que padezca de cáncer terminal no podemos abandonarlo a la suerte de sus propios impulsos de autosuperación, si en nuestras manos está la capacidad para ayudar, por ejemplo, a ese niño, y aliviar y consolar su sufrimiento lo debemos hacer, y eso es válido para todas las personas que se encuentran en situación de indefensión, incluyendo a nuestros hermanos menores de la naturaleza y del medio ambiente.
Una sociedad filantrópica, o que practica el capitalismo filantrópico, es una sociedad más humana, más próspera, más feliz, más libre. Perturba sin embargo, que las corrientes del individualismo excesivo del "sálvese quien pueda" puedan obstruir esa prosperidad infinita, ya que a ellos también les conviene la cooperación infinita, porque a todos nos sirve la filantropía, incluso a los que se las dan de más fuertes.


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