El sistema humano de cooperación

Durante miles de años el ser humano ha vivido bajo el sistema de poder. Indudablemente, en una sociedad los roles de mando y de dirección son imprescindibles para la convivencia, sin embargo, estos roles llevados al extremo se han convertido en verdaderas talanqueras para el progreso de la humanidad. El modelo educativo imperante, la cultura, y los valores, se han modelado bajo parámetros de imposición. El hombre entra al siglo XXI tratando de afrontar problemas universales o globales que amenazan con destruir su supervivencia. Las armas de destrucción masiva (nucleares, químicas y biológicas), las crisis económicas, las pandemias, el terrorismo, el hambre, el calentamiento global, inducen a la especie humana a cambiar este modelo de convivencia que ha imperado por siglos. El modelo o sistema humano de cooperación, que hemos denominado como capitalismo filantrópico del techo político, se basa en tres pilares fundamentales: la libertad responsable, el Estado eficiente, y la cooperación infinita. La cooperación infinita es el punto aglutinante de dos modelos: el capitalista y el intervencionista. La libertad es fundamental para el desarrollo humano, sin libertad las sociedades se anquilosan y el hombre se empobrece. El papel del Estado es fundamental para aliviar las desigualdades y para arbitrar las diferencias entre los individuos. La cooperación infinita es la única que podrá afrontar los problemas globales que amenazan con destruir la especie. La cooperación infinita parte de la idea de "dar", de "colaborar", de "ayudar", los hombres tenemos la obligación de ayudarnos unos con otros, el trabajo es fuente de prosperidad, sin embargo, a veces esa prosperidad se utiliza para especular, para explotar, o para abusar de los otros. La cooperación infinita lleva a la prosperidad ilimitada, una sociedad próspera es una sociedad más feliz. Sin embargo, para llegar allá debemos apoyar la transmisión de valores en la educación: el valor de la filantropía, el valor de la conciencia política, y el valor de la libertad con deberes o con responsabilidades. En el sistema humano de cooperación no habrá pobreza, no habrán guerras, y no habrán crisis de derechos humanos. Una sociedad utópica es posible, una sociedad de progreso es posible, sólo falta modificar los viejos modelos educativos por unos nuevos. Reemplazar la cultura de la competencia por la cultura de la ayuda, reemplazar la cultura del libertinaje por la cultura de la responsabilidad, reemplazar la cultura del pensamiento individualista por el pensamiento de libertad con conciencia colectiva. Un nuevo modelo o sistema de convivencia humana está naciendo en el siglo XXI, sólo falta pornerlo en funcionamiento.      

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