GLOBALIZACIÓN Y FILANTROPÍA

La globalización, el fenómeno mundial de la actualidad tampoco puede ser ajeno a la filantropía. El mundo se hace más pequeño, por las comunicaciones, por los tratados entre los Estados, y por la conciencia global.
La filantropía, como el movimiento o la filosofía de caridad y amor entre los hombres debe estar presente en este fenómeno mundial de manera preponderante y casi que necesaria.
El planeta afronta graves problemas, que en realidad son oportunidades para generar una sociedad humana más pacífica, más cooperante, más compasiva, más caritativa, más ecológica, y sobretodo más consciente.
La globalización ha determinado que los Estados y las sociedades estén pendientes de sus propias estructuras para poder insertarse en este fenómeno sin sufrir perjuicios, el ser humano global debe ser no sólo más competitivo sino más humano, porque si no todos sufriremos.
El planeta está obligando a los hombres a cambiar sus perspectivas en todos los aspectos, en los cuales debe brillar la libertad y la cooperación para salir adelante. Si los hombres continuamos viéndonos unos con otros como competidores o enemigos, por cualquier tema que nos diferencie, el asunto es que toda la sociedad naufragará, pero si en esta oportunidad global vemos la ocasión para potenciar la filantropía, la especie humana tendrá futuro, ya que ha aprendido la lección sobre sus responsabilidades.
El calentamiento global nos está mostrando que nosotros los hombres vivimos en un sistema interdependiente con la naturaleza, y que tenemos deberes con ésta. Igualmente muchos de los fenómenos económicos que actualmente impactan a los Estados, nos muestran que todos debemos jalar de la cuerda hacia un lado, porque si cada quien lo hace por su cuenta nadie gana.
Por lo tanto, la globalización, un tema que afana a muchos en materias como la competitividad, la lucha, la ley de la selva, debe ser una ocasión para poner a prueba el aprendizaje humano sobre las lecciones que ha dejado la Historia, sólo así ganaremos todos, ya que aquí hay una coyuntura muy especial para demostrar que el Hombre es inteligente, no sólo por los avances tecnológicos, sino por los adelantos como sociedad de cooperación, y allí la filantropía se potenciará como una bandera de adelanto, y no como una moda o un instrumento publicitario, ya que se volverá obligatoria ante los retos de los próximos años.

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