¿Construir o destruir?: Sociedades de progreso y sociedades de atraso


Los seres humanos tenemos dos opciones: el progreso o el atraso. El primer camino lleva a más niveles de felicidad, de satisfacción. El segundo camino proporciona sufrimiento y tristeza.

Sin embargo, alguien dirá que el progreso es algo relativo. Que los valores son relativos. Yo personalmente pienso que las consecuencias de nuestras acciones determinan el nivel benéfico de nuestras conductas.

El mundo se debate entre estas dos posiciones, entre el progreso y el atraso. Lo que otorga más felicidad y satisfacción a más personas es índice de progreso; por el contrario, lo que genera más tristeza y sufrimiento es síntoma de atraso.

La cooperación genera progreso, el egoísmo es índice de atraso. Desafortunadamente, nuestra civilización todavía está imbuida en ideas de egoísmo. Nuestra civilización todavía está enganchada por el atraso.

La educación, la cultura, la filosofía imperante, están influenciadas por ideas de egoísmo. Desde pequeños se nos enseña a competir, a salir adelante de forma individual, a monopolizar, a controlar, a ganar a costa de los demás.

Nuestra civilización muestra señales de progreso tecnológico, pero no de progreso moral, que es lo importante. Podemos viajar a la luna, podemos viajar a Marte o a otros planetas, podemos comunicarnos con casi todo el mundo en fracción de segundos, podemos ver acontecimientos que suceden al otro lado del mundo en vivo y en directo, pero, nuestra civilización todavía tiene a más de novecientas millones de personas sumidas en el hambre y la miseria.

¿Somos una sociedad humana de progreso, o de atraso? Yo creo que todos pensamos lo primero. Que nuestra sociedad gira hacia el progreso. Pero, la realidad afirma lo contrario. En nuestro planeta proliferan las armas de destrucción masiva, millones de personas no tienen nada que comer, la delincuencia y la corrupción destruyen países enteros, el daño ambiental producido por el hombre pone al planeta en un equilibrio biológico muy peligroso para la raza humana, etc, etc.

Yo diría que estamos inmersos en el atraso. En el atraso moral. ¿De qué sirve la tecnología si ésta no sirve para hacer más felices a todos los seres vivos? Por el contrario, el ser humano ha utilizado la tecnología para controlar, para pisotear, para humillar, a otros seres humanos. Las dos guerras mundiales que padeció el planeta Tierra a principios del Siglo XX sólo sirvieron para dejar miseria y muerte en Europa. También dejaron una moraleja equivocada: hay que tener armas sofisticadas para prevalecer.

Las superpotencias se han dedicado al progreso destructivo, se han dedicado a inventar utensilios mortíferos para controlar a los otros seres vivos por la fuerza. Cómo matar de manera eficaz, cómo herir a más gente, ésas han sido las premisas de progreso de esas superpotencias. 

El verdadero progreso no está ligado a los índices de dominación. Está ligado a los índices de felicidad. Los Estados Unidos, la ex Unión Soviética, la China, han dedicado gran parte de sus recursos al desarrollo militar, al desarrollo de la guerra. Una política –en mi concepto- equivocada.

El gran salto evolutivo de la humanidad, como ya lo hemos dicho hasta la saciedad, pasa por la modificación de sociedades basadas en la dominación por sociedades basadas en la cooperación. Ése es, y no otro, el gran síntoma de progreso de nuestra raza, de nuestra especie. Sólo la cooperación puede generar prosperidad para todos. Sólo la cooperación puede generar verdadero progreso. Lo demás es mentira, lo demás es una falacia.

Los seres humanos podemos tomar la decisión de construir, de progresar, a través de la cooperación. Pero también podemos tomar la decisión de destruir, de quedarnos en el atraso, a través de las ideas que promueven el egoísmo, la competencia, la monopolización, la explotación, la dominación. No es un problema de derechas, o de izquierdas, o de centros en el espectro político, es un problema de moral, de humanidad.

Nuestra vida, nuestra sociedad, nuestro país, nuestro planeta, sólo serán más felices sí en ellos hay cooperación, si en ellos hay progreso moral. Por el contrario, si en ellos sólo hay egoísmo y sentimientos de dominación, no nos extrañemos si allí sólo imperan la tristeza y la desdicha.      
      
  

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