El vegetarianismo


No soy vegetariano, respeto a los que lo son. Sin embargo, cuando era pequeño no me gustaba comer carne hasta que un médico endocrinólogo me obligó a comerla para poder crecer. “¿Ha visto usted a algún león que coma pasto? ¡No, ellos comen carne!” me dijo un día.

El vegetarianismo es una forma de vida basada en la creencia de la inmoralidad de comer carne animal (y humana sobra decir). Pero, no solo se deja de comer carne por razones morales, también por razones de salud. Según dicen, es mucho más saludable la dieta basada en comer vegetales.

Algún día toda la humanidad será vegetariana; hoy en día no se puede acudir a esta alimentación de forma unánime por varias razones. La primera, es que es más cara la dieta vegetal. La segunda, por el tipo de sociedad que todavía es la especie de los hombres.  

Comer carne es todavía más barato, desafortunadamente. El estado general de la economía mundial no permite que la dieta general de los habitantes del globo terráqueo sea vegetariana. Los tratados de libre comercio han generado un monopolio en la producción de alimentos derivados del suelo (por así decirlo). Las potencias que subsidian al agro se han convertido en las directoras del mercado general de esos alimentos, imponiendo precios, mercados, estándares de calidad, restricciones ambientales y al comercio de estos en general. Países eminentemente agrícolas como Colombia –por ejemplo- se han visto afectados por estos tratados y ahora están importando trigo, arroz, maíz, etc.

Para mucha gente pobre en el mundo solo hay una vía: comer carne. Cuando la situación mundial se transforme, pasando a un sistema de convivencia humana basado en la cooperación, y se acabe con la pobreza, se podrá imponer una dieta vegetariana. Esto desde un ámbito económico. De otro lado, la dieta carnívora todavía está presente en la humanidad por otras razones; razones de tipo psicológico y mental, llamémoslo así. El atavismo genético nos ha hecho ser una especie carnívora, pasar al vegetarianismo implica dar un salto evolutivo en nuestra forma de relacionarnos con el entorno y la naturaleza. Eso es gradual aunque muchos ya lo están haciendo. Por ejemplo, el budismo es vegetariano desde hace muchos años; les recomienda a sus miembros esta dieta por razones morales y espirituales muy ligadas a la idea de la reencarnación, como los hindúes.

Por lo tanto, hay varios obstáculos para que toda la humanidad sea vegetariana. Limitaciones económicas, mentales, sociales, psicológicas, etc. Otro obstáculo para el vegetarianismo es el cultural. Las denominadas corridas de toros, donde en un escenario macabro se tortura en público a un animal y después se sacrifica con la anuencia y la algarabía de asistentes (muchos de ellos en estado de alicoramiento). Las corridas de toros, una derivación degenerada de los antiguos misterios de Mitra, se presentan como una tradición respetable. Sin embargo, una cosa es ser carnívoro y otra muy distinta cohonestar con este espectáculo grotesco.

Una de las razones para que las personas se vuelvan vegetarianas es el respeto a los animales. No consumen carne animal porque eso implica asesinar a estos seres por motivos egoístas. Lamentablemente, y como ya lo dije, en el presente hay varios impedimentos para desterrar la dieta carnívora. El ideal, es cierto, es el vegetarianismo. Y vuelvo a repetirlo, cuando desterremos la pobreza en el mundo y los vegetales sean producidos de manera “no monopólica” podremos pensar en cambiar unánimemente nuestra dieta. También tenemos que generar un cambio de conciencia en la sociedad, pasando de un estado de violencia y competición, a un estado de paz y cooperación. Eso requiere un cambio mental severo; cuando lo hayamos hecho, comer carne ya no será tan atractivo.

Hoy, muchas personas que se han liberado de enfermedades graves –como el cáncer- afirman que lo hicieron volviéndose vegetarianas. Muchas de esas personas gozan de ingresos económicos aceptables que les permite asumir ese ritmo de vida. Para los pobres, el consumo de carne sigue siendo una necesidad, es por esto que si queremos construir una sociedad más saludable también tenemos que cambiar hábitos de vida, y para hacerlo, tenemos que modificar nuestro sistema de convivencia humana basado en la dominación, el miedo, la explotación, y pasar a un nuevo sistema de cooperación, prosperidad, y paz. Para que no solo los ricos puedan ser vegetarianos, sino todos.

Un último comentario referido a las corridas de toros. Muchos piensan que estar en contra de las corridas de toros es respaldar también el vegetarianismo. Creo que no, creo que las corridas de toros son inmorales por razones que ya he expuesto en otros escritos; son un irrespeto para con los animales y para con los mismos humanos. Es verdad, en la dieta carnívora se debe sacrificar animales, pero esto se hace por necesidad y sin volverlo una fiesta de esnobs. Los judíos, por ejemplo, sacrifican animales con respeto y en una ceremonia muy sencilla, pero solemne. Las corridas de toros son todo lo contrario: licor, sangre, gritos, esnobismo, tortura sin necesidad, una barbaridad completa.


Apostémosle al vegetarianismo no solo como una forma de reemplazar comida, sino como una forma de cambiar y transformar la civilización humana. 

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