¿Hacer o no hacer filantropía?



Francisco Bermúdez Guerra [1]


Hace algunas semanas estaba mirando un documental sobre la vida del fallecido fundador de la empresa Apple Steve Jobs. Fuera de todo lo que sucede en esta pieza fílmica biográfica, lo que más me llamó la atención fue el tema de la postura de Jobs frente a la filantropía. Para este genio –aunque para algunas personas no tanto-, la filantropía era una pérdida de dinero. El documental, palabras más palabras menos decía lo siguiente: “Mientras que para Bill Gates era importante hacer filantropía, para Jobs no lo era, él pensaba que era inútil”.

Mucha gente piensa igual que el fundador de Apple –que en paz descanse-; para estas personas la filantropía es inútil, es botar el dinero a la caneca, es contraproducente. Bill Gates –el hombre más rico, y el mejor filántropo del mundo- piensa totalmente diferente, de hecho, el promueve una idea que se denomina el “capitalismo creativo”, que es un forma de promover la filantropía utilizando los impulsos egoístas de las personas; muy Bill Gates, ¿no es cierto? Pues sí, el señor Gates ha donado miles de millones de dólares en computadores, vacunas y otras ayudas a países del Tercer Mundo.

Steve Jobs, el fundador de Apple –la empresa mejor valorada del mundo-, pensaba todo lo contrario que Gates. Otra importante personalidad del mundo de la finanzas, el expresidente de la Reserva Federal Alan Greenspan también era o es enemigo de la idea de llevar a cabo la filantropía, aunque no sé si en los últimos años habrá cambiado de idea; yo creo que no. Estos enemigos de la filantropía cuestionan la eficacia de las ideas de cooperación, de ayuda, de compasión, porque tienen en sus cabezas un paradigma insalvable: la filantropía es dar limosna, y la limosna es solo un paliativo, y a veces es peor ayudar que no ayudar.

Este paradigma de la filantropía como “dar limosna” lo hemos cuestionado muchas veces. La filantropía es una actitud activa de cooperación con los demás seres vivos, incluso con los animales y con el medio ambiente. La filantropía no es “dar limosna”. ¿Sirve para algo la cooperación? ¡Claro que sí! Sirve para crear abundancia y prosperidad nada menos y nada más. Sin embargo, como en el mundo actualmente prevalecen las ideas de dominación, la cooperación es vista sospechosamente por todos aquellos que piensan que los seres humanos deben dividirse en dos: los amos y los esclavos. Empero, para todos aquellos que pensamos que los seres humanos somos seres libres, la cooperación es una forma de adquirir esa libertad, por lo menos desde el punto de vista económico.

Una persona que no es libre económicamente está sujeta con el tiempo a ser víctima de la dominación descarnada por parte de los abusadores del poder. Por lo tanto, para todos aquellos que luchamos por la libertad, la cooperación y la filantropía son esenciales para adquirir esa libertad. Personas como Jobs o como Greenspan están con un pie en el antiguo modo de convivencia humano y con el otro están en el nuevo. Jobs fue un visionario, un genio, un empresario, un emprendedor, pero en este tema de la filantropía se equivocó de cabo a rabo.

La única forma de que la especie humana sea feliz y libre es a través de la cooperación, cambiando nuestro sistema de convivencia. La filantropía es esa actitud positiva ante los demás seres; sin embargo, el sistema que está haciendo agua –que se está autodestruyendo- en el mundo piensa que el ser humano debe ser un explotador y que solo puede sobrevivir el más fuerte; el darwinismo social en su máximo esplendor. Estas ideas son las que tienen al mundo en la actual crisis que padecemos. El hambre, la injusticia, el terrorismo, la crisis climática, la inequidad, el desempleo, son consecuencias o derivaciones del sistema de convivencia humano basado en la dominación; mientras este sistema siga imperando la supervivencia del hombre está en peligro.

Dice un proverbio: “Es preferible enseñar a pescar que dar el pescado”, esto quiere decir que es mejor educar, instruir o simplemente crear las condiciones para que la gente salga adelante por sí misma. De cierta forma, este proverbio es verdad; sin embargo, también hay que aceptar que en muchas ocasiones ni siquiera se puede enseñar a pescar, y que por lo tanto lo único que queda es tener compasión.

Mucha gente tampoco practica la filantropía por pereza, por ignorancia –en la mayoría de los casos es por esto-, por negligencia, o por simple falta de humanidad. Estas personas que no hacen filantropía por pereza, por ignorancia, por negligencia, por falta de humanidad, de cierta forma carecen de sentido común, porque si lo tuvieran se darían cuenta que es mejor ayudar y cooperar que quedarse en un rincón desperdiciando el dinero y los recursos.

Conozco gente que prefiere tirar el dinero y la comida a la basura que dárselo a la gente que lo necesita, ¿por qué? Porque están totalmente hipnotizados por las ideas del antiguo sistema de convivencia humano basado en la dominación. Esta gente no sabe que se está autodestruyendo. Por eso, es mejor hacer filantropía.







[1] Abogado, profesor, escritor, bloguero, filántropo. @fbermudezg

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