Parece ciencia ficción pero
es verdad, es real; la filantropía está en la mira de muchos, para ser atacada,
defenestrada, calumniada. Ayer leía un artículo sobre una supuesta
investigación que se ha llevado a cabo contra las labores filantrópicas de los genios
de la informática como Bill Gates o Mark Zuckerberg.
El artículo en comento
–palabras más, palabras menos- aseguraba que tanto Gates como Zuckerberg
llevaban a cabo labores filantrópicas con el objetivo de lavar imagen, obtener
exenciones tributarias, monopolizar mercados inexplorados y expandir sus
respectivos imperios corporativos, todo a costa de su labor caritativa, o con
la excusa de llevar a cabo una misión filantrópica.
¿Qué tengo yo para decir
sobre esto? Desde hace más de ocho años vengo investigando este tema –el de la
filantropía- y creo que sí, que hay mucho interés egoísta y mezquino a la hora
de ayudar, cooperar o mejorar las condiciones de vida del prójimo, sin embargo,
y como el mismo Bill Gates lo ha dicho, si hay gente que realiza filantropía
por motivos egoístas no nos importa, lo que en realidad nos debe interesar es
que se hagan, se realicen esas obras sociales. Gates ha llamado esta forma de
asumir la filantropía como “capitalismo creativo”.
La filantropía
sorprendentemente tiene muchos enemigos, sobre todo entre personas
supuestamente cultas e ilustradas. No les gusta que los ricos donen parte de su
fortuna a obras sociales, no les gusta que los ricos hagan publicidad de esas
mismas obras sociales, no les gusta la idea misma de la filantropía.
Como ya lo he asegurado
varias veces, el movimiento de la filantropía y de la cooperación está atado al
advenimiento de la Nueva Humanidad; una nueva sociedad de hombres con nuevos
valores y con nuevos paradigmas dirigidos hacia el progreso, la humanidad, la
bondad y la cooperación. Lógicamente todo esto no les gusta para nada a los que
están atados al pasado, a las viejas ideas de egoísmo y mezquindad, a los que
se enriquecen por culpa de las guerras, de la violencia, de los conflictos, del
hambre y de la miseria; a todos aquellos que viven del mal no les gusta la idea
de la filantropía.
En lo personal, y tengo que
decirlo, he recibido burlas, insultos, calumnias y comentarios estúpidos
relacionados con mi afición por el tema de la filantropía. No es tema popular o
taquillero, la gente sospecha sobre manera de las personas que se dedican a
hacer obras sociales, los consideran “comunistas asolapados” en algunos casos,
en otros los consideran “hipócritas utilitarios”, o simplemente “pobres imbéciles
idealistas”.
Muchos millonarios donan
cantidades inmensas de dinero a obras sociales con el objetivo de obtener
exenciones tributarias o recompensas sociales (como premios, distinciones,
publicidad positiva). Sin embargo, y como ya lo advertí, la finalidad es lo de
menos, lo importante es que realizan esas contribuciones. Hacia futuro, y ese
es el ideal, no solo los ricos harán filantropía sino que todos la harán. Ese
es el verdadero cambio o salto cuántico en la conciencia del hombre.
El problema de los críticos
de la filantropía subyace ahí, en que se oponen a un cambio de modelo de
convivencia humana. El nuevo mundo que nos espera será muy diferente a lo que
hoy vivimos, completamente diferente, y esos opositores a la filantropía lo
saben, lo sospechan. Se oponen a la filantropía y a las ideas de cooperación
porque están seguros que el mundo en el que vivimos morirá algún día, y esa
gente que vive de la miseria, de la pobreza, del hambre, del conflicto, de la
guerra, de la perversidad tendrá que dedicarse a hacer otra cosa, y obviamente,
esa gente no quiere perder su modo de subsistencia, de riqueza, sus corruptos
privilegios, quieren irse al fondo del mar con toda la humanidad, no importa a
qué costo.
Los enemigos de la
filantropía y de la cooperación no se oponen realmente a lo que hace hoy la
filantropía, se oponen a lo que significa hacia futuro ese nuevo modelo de
convivencia humano. Por eso entran en cólera, no les gusta que Bill Gates o
Mark Zuckerberg hagan donaciones de dinero, ni les gusta que nadie lo haga,
porque eso significa realmente acabar con el viejo modelo de convivencia humano
basado en la exclusión, en la esclavización, en la dominación. Quieren que
nadie done nada a nadie, que cada quien se salve como pueda, que el viejo mundo
siga andando moribundo y haciendo estragos.
Lo que hoy vivimos como
filantropía es solo un primer paso muy precario de lo que vendrá hacia futuro,
y hoy me permito anunciarlo; cuando este tema coja impulso será algo que no
podrá pararse, será algo grandioso, será el advenimiento de una nuevo mundo y
de una nueva humanidad. Cuando los seres humanos nos demos cuenta que la única
forma de asegurar la supervivencia es cooperando entre todos, cambiaremos de
mundo, de paradigmas, de ideas, de realidad.
En Estados Unidos, por
ejemplo, ya hay pueblos en los que está prohibido donar comida, qué barbaridad.
Darle de comer al hambriento es un delito en esos lugares. La filantropía
quiere criminalizarse porque es una idea que acabará con la antigua forma
enferma de vivir. A los enemigos del Nuevo Mundo no les gusta esa idea de la
cooperación, de la ayuda infinita, de la compasión, de la responsabilidad
social; no, a esta gente solo les gusta el conflicto, el hambre, la guerra, la
destrucción, el egoísmo, la mezquindad, el materialismo. Harán todo lo posible
por desprestigiar las ideas de filantropía, de cooperación; harán todo lo
posible por aniquilar el germen de la nueva humanidad. Porque eso es la
filantropía que hoy vivimos, que hoy experimentamos, es solo un germen.
A todos esos críticos del
modelo de filantropía yo los invito a hacer algo por su prójimo, por los
familiares que se encuentran en estado de pobreza o de enfermedad, por sus
vecinos que estén atravesando una situación difícil; yo los invito a reunir energías
para ayudar a los demás, para ayudarnos entre todos. ¿Qué ganan denigrando de
la filantropía? ¿Qué quieren obtener? ¿Un premio periodístico? ¿Un aplauso del
status quo mezquino y miserable? No sean ingenuos; las ideas que hoy atacan
serán las que van a imperar en un tiempo futuro que ojalá sea próximo.
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